sábado, 12 de junio de 2010

AMORES IMPOSIBLES


" Una ciudad puede trasladarse, un pozo no"
Del I Ching o El libro del cambio.


Como en cualquier encuentro, cuide los detalles. Anuncie con voz de barítono su ofrecimiento y espere unos segundos a que los menos abducidos por la pantalla del televisor contesten. Según la cantidad de seguidores que haya conseguido podrá calcular el volumen de agua y el recipiente a emplear y un ambiente de vaga esperanza se extenderá por su cocina. No tiemble, no se arrepienta, permanezca firme hasta el final. Espere unos minutos antes de decidir qué usar. Una vez arrojado el ovillo de la decisión, agárrese fuertemente al extremo y déjese llevar. La cosa irá rodada. Con la misma tranquilidad de cualquier rutina sentirá que se dirige a los objetos adecuados sin apenas gastar un mínimo de inteligencia. En este momento la esperanza que invadía su cocina se habrá convertido en una fe casi militar. Utilice esto para ahorrarse cualquier titubeo o duda y cuando el agua esté hirviendo y el ambiente sea de profunda religiosidad, puede empezar una plegaria. Cualquiera será apropiada para esta ocasión siempre que elija el tono adecuado. Un murmullo como de mosca con un cierto tono de hechicería. La bolsita en la mano izquierda y la cuchara en la derecha. Acentúe el movimiento de los labios e incremente el volumen cuando esté arrojando el té en el agua. Como he dicho al principio, los detalles son importantes. Luego elija el colador y deséese suerte. El agua seguirá su curso natural cuando incline el cazo y probablemente el vapor empañe sus ojos y sumerja en una romántica bruma sus manos, el colador y el té. En esos momentos solo alcanzará a oír cómo el líquido se estrella contra la pila si, llevado por la ingenuidad y no el sentido práctico, no ha puesto debajo una taza. Si a pesar de esto aún tiene dudas podrá comprobar una vez disipada la niebla, cómo tampoco está vez pudo el pescador atrapar al pez. El colador y todos sus redondos agujeros parecerá mirarle con ojos asombrados, y quizá, aún estremecido, intente apresar alguna gota que no tardará mucho en estrellarse junto a las demás.
Si se le escapa alguna lagrima, no acapare protagonismo pues no ha sido usted más que la alcahueta de un amor imposible y además es posible que solo sea un poco de vapor de agua.

Postdata:
Probablemente, movido por la melancolía, caerá en la vulgaridad de filosofar acerca de la fugacidad de la vida o semejantes. Reconozca que solo son intentos de disfrazar de profundidad otro tropezón contra la misma piedra, o de seguir comiendo la sopa con el tenedor

1 comentario:

  1. 🙏🏾gracias, fabuloso, amarnos y mirarnos en la tristeza sin caer en el victimismo

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